El pasado fin de semana, todos los compañeros de Prevent disfrutamos de nuestras tradicionales jornadas de Teambuilding. En esta ocasión, fueron realmente especiales, 3 jornadas en las que juntos, además de compartir muchas y divertidas experiencias, realizamos 2 etapas del Camino de Santiago.
Comenzamos nuestra aventura el pasado jueves 31 de agosto. Tras cerca de dos horas de autocar -karaoke incluido durante el viaje-, llegamos a Nava de la Asunción (Segovia). Repartimos las habitaciones del hotel y en la sala de reuniones nos esperaba Josepe García, uno de los grandes referentes en España en el mundo del coaching y del emprendimiento, todo un número uno en la ciencia del empowerment y la automotivación y autor del libro “Buen Camino”, quien compartió con nosotros sus vivencias en el Camino de Santiago y nos ofreció herramientas para ser más felices.
El viernes, comenzamos la primera etapa del Camino entre Nava de la Asunción y Villeguillo, casi 16Km de ruta que se pasaron volando, disfrutamos de la compañía de nuestros compañeros y pudimos sellar el Pasaporte del Peregrino.
Una vez que repusimos fuerzas, comenzaron las reuniones de empresa en las que hicimos balance del año, marcamos nuevos objetivos y pusimos en común el compromiso de todos los departamentos con la empresa y la meta común. Mus, copas y bailoteo provocaron que no descansásemos mucho durante la noche…
Sin espacio para el cansancio y las excusas, el sábado comenzamos puntuales nuestra segunda etapa, entre Villeguillo y Olmedo (Valladolid), poco más de 12Km que hicimos del tirón sin que la falta de sueño hiciese mella en nosotros.
De vuelta al hotel, tuvimos una sesión de risoterapia de la mano de la Escuela de Risoterapia de Madrid, en la que disfrutamos a lo grande, dimos una fuerte patada al estrés, aliviamos tensiones y encontramos un equilibrio emocional olvidando por completo el cansancio acumulado durante las 3 jornadas. También hubo tiempo para una pequeña y simbólica ceremonia de reconocimiento a todos los miembros del equipo, en la que se agradeció su esfuerzo y compromiso.
Tras degustar un sensacional cochinillo asado y un ponche segoviano (merecido homenaje), volvimos a Madrid con la fantástica sensación de haber hecho bien los deberes y de haber disfrutado de todos y cada uno de los momentos que nos brindó el fin de semana.
Este no ha sido más que el comienzo de un largo viaje en común, ya tenemos las vistas puestas en el año que viene para seguir caminando juntos.