Aunque cada vez menos, la ropa tendida todavía sigue coloreando muchas de nuestras calles. A pesar de ser casi una tradición en muchos barrios y pueblos, es una práctica que se encuentra regulada, especialmente en las grandes ciudades. Colocar un tendedero en el exterior de nuestra vivienda supone un riesgo si este cae a la calle, además de resultar molesto a los transeúntes por el goteo de las prendas mojadas. Por esto, es una práctica prohibida y puede acarrear multas a los inquilinos que haga
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