Contar con una piscina para uso comunitario en la parte superior de nuestra comunidad de vecinos suena, a priori, muy tentador, pero es bueno conocer antes no solo lo normativa sino los posibles riesgos que entraña un proyecto de esta envergadura.
Son muchas las dudas que presentan este tipo de proyectos, tanto por normativa como por exigencias técnicas del edificio en que se vaya a instalar. De ahí que sea fundamental documentarse antes de llevar a cabo un proyecto de esta naturaleza.
El riesgo de las piscinas portátiles
Antes que nada, conviene tener en cuenta la diferencia entre una piscina portátil de una de obra. Las primeras han proliferado en los últimos años por su relativa facilidad a la hora de ser instaladas, y por la creencia (errónea) de que no presentan complicaciones más allá de un mínimo mantenimiento y el llenado correspondiente.
Sin embargo, las consecuencias de una colocación negligente de una piscina portátil en un edificio puede provocar problemas graves. No por la piscina en sí, que apenas pesa un puñado de kilos, sino por el agua que contiene esa piscina, cuyo peso, trasladado a la base de la piscina portátil, sí puede ejercer una presión sobre el piso o la estructura del edificio.
Porque en el mercado podemos encontrar, por apenas cien euros, una piscina de algo más de dos metros de largo con capacidad para 1.662 litros. Es decir, hablamos de más de una tonelada y media que no estaba prevista en la proyección arquitectónica de ese edificio, ni en el diseño técnico de la azotea.
¿Cómo saber si puedo poner una piscina en la terraza?
Tanto si se trata de una piscina portátil como una de obra conviene saber que previamente habría que solicitar un informe técnico que garantice la viabilidad de la instalación, todo ello con la debida autorización de todos los propietarios tras reunión en junta.
Así que sabremos si podemos instalar una piscina en la terraza si obtenemos un informe técnico favorable. ¿Y cómo se obtiene ese visto bueno? Pues mediante un estudio exhaustivo de las características del forjado y su nivel de resistencia, así como de la estructura vertical del edificio.
Esto se calcula conociendo los datos de carga de la piscina, la distribución del agua y la profundidad del vaso y, como decimos, las características del forjado sobre la que se asienta.
En el caso de que un propietario decidiera instalar por su cuenta y riesgo una piscina, sin seguir estos protocolos, nos encontraríamos con un problema. En ese caso, denunciar a un vecino por instalar una piscina en la terraza es un paso no solo procedente, sino necesario para evitar problemas en la propia estructura del edificio común.
¿Qué dice la normativa sobre piscinas en terrazas?
La legislación española no recoge ningún artículo en concreto sobre el uso de piscinas en terrazas, balcones o azoteas, aunque la normativa al respecto sí señala que cada metro cuadrado de forjado de una vivienda debe ser capaz de soportar la presión de 200 kg de peso.
Normalmente, en posible previsión, los arquitectos suelen dotar al suelo de una resistencia de unos 350 kg por metro cuadrado, pero es importante revisar bien esta cuestión antes de decidirse a instalar una piscina.
De ahí que elegir unos materiales ligeros puede ser una buena elección, teniendo en cuenta que los litros de agua, con su peso equivalente, son los que son.
Mejores materiales para instalar una piscina
Quedan atrás esas piscinas azulonas de lona y plástico que se rajaba al menor descuido. Las piscinas modernas, recomendadas por arquitectos a la hora de instalarlas en terrazas y azoteas, incluyen materiales más ligeros y resistentes como:
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El poliéster reforzado con fibra de vidrio. Una opción fácil de instalar, aunque no cuenta con muchos modelos ni medidas. Requieren mantenimiento. El acero inoxidable presenta un gran nivel de resistencia y tiene una perfecta estanqueidad. El diseño presenta más grado de libertad y no necesita un mantenimiento muy complicado. No se decoloran y son muy ligeras.
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El hormigón proyectado o gunitado. Se proyecta hormigón a alta presión para lograr una alta adherencia tanto en paredes como en el suelo, lo que impide las fugas y permite construir sobre cualquier superficie.
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El acero inoxidable. También es muy apreciado por su gran estanqueidad, así como su alto nivel de resistencia. Es un material que ofrece varios diseños y no exige un gran mantenimiento.
Elegir los materiales que mejor se adapten a las características de la azotea es importante, pero sobre todo tener un estudio riguroso de la capacidad de aguante del forjado. Porque un elemento lúdico como es una piscina no debe convertirse en fuente de problemas para la comunidad, por lo que extremar las precauciones es fundamental en este tipo de intervenciones.