La llegada de estudiantes universitarios a una comunidad de vecinos puede ser motivo de conflicto. El ruido es la principal fuente de preocupación, acompañado del miedo a que los estudiantes o sus amigos puedan provocar desperfectos en el edificio y no hacerse responsables de su reparación. Por ello, muchos propietarios se preguntan ¿puedo evitar que mi vecino alquile a estudiantes? La respuesta es no.
Aunque conflictivo en ocasiones, el alquiler a estudiantes es totalmente legal. Ninguna comunidad de vecinos, y menos aún un vecino solo, puede impedir a un propietario hacer un uso legítimo de su vivienda. Sin embargo, sí existen algunas cosas que se pueden hacer para anticiparse a los posibles problemas que puedan aparecer.
Si tu vecino quiere alquilar su piso a estudiantes y eso te ocasiona inquietud, lo primero y principal es que hables directamente con él o que hables con el presidente de la comunidad, para que medie. En esa conversación, lo ideal es pedir al propietario que incluya una clausula en el contrato en la que se establezca que no se pueden realizar actividades molestas. De esta manera, si los inquilinos resultan especialmente ruidosos o dañan propiedades comunitarias, el propietario podrá rescindir el contrato de forma inmediata y totalmente legítima.
¿Qué hago si el propietario se niega a colaborar y los inquilinos hacen ruido?
Cuando el arrendador no incluye una clausula “anti-ruidos” en el contrato y los inquilinos resultan molestos, lo ideal es apostar primero por la vía diplomática. Hablar con ellos directamente y con tranquilidad sería el primer paso. Si no es posible o resulta inútil, el siguiente paso sería comentar la situación directamente con el propietario, para que sea él quien hable con sus inquilinos. En el caso de que esto no funcione, el presidente de la comunidad deberá comunicar por escrito el malestar del resto de vecinos del inmueble.
Y es que no hay que olvidar que ser inquilino no exime de cumplir las normas de convivencia que se estipulan en los Estatutos de la Comunidad y en la legislación municipal.
Si aún así los actos molestos persisten, se deberán hacer dos cosas. Por un lado, llamar a la Policía Municipal siempre que el ruido sea excesivo fuera de las horas permitidas. Esas llamadas no suelen provocar un cambio inmediato y permanente en la conducta de los inquilinos, pero quedarán registradas y pueden ser de gran utilidad si se decide emprender acciones legales.
Por otro lado, lo segundo que se debe hacer es pedir al presidente de la comunidad que convoque a la junta de propietarios. En esa reunión, se pedirá autorización para, en nombre de la comunidad, acudir a la vía legal para tratar de frenar las actividades molestas.