Durante los últimos meses hemos hablado mucho sobre el futuro de la seguridad en las Comunidades de Propietarios: drones, Inteligencia Artificial, cerraduras invisibles… Uno de los sistemas que sin lugar a dudas más evolucionarán y más se implantará en las Comunidades de Propietarios es el Control de Accesos. Este sistema de seguridad funciona con un chip que incorporado en un dispositivo permite, entre muchas funciones, abrir todas las puertas de acceso a la finca y configurar diferentes permisos de acceso. El dispositivo que contiene el chip con tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFDI), puede ser una tarjeta, un mando, una pulsera (muy utilizado en las piscinas) un llavero… ¡o la piel del propio usuario!
La colocación de chips RFDI en la piel de los vecinos puede sonar a ciencia ficción, pero ya existen algunas empresas (NewFusion fue una de las pioneras) que lo están implantando en sus trabajadores. Se sitúa entre el dedo índice y el pulgar, su tamaño es ligeramente superior al de un grano de arroz y se implanta mediante una jeringuilla. Este chip identifica al empleado y le permite acceder al garaje, despacho, activar impresora etc. simplemente con acercar la mano al lector de proximidad.
Esta idea lleva muchos años forjándose y sus usos son infinitos, hace años que se planteó implantar en los soldados estadounidenses para conocer su posición exacta en el campo de batalla, en los niños para poder localizarlos en caso de secuestro o en los clientes de discotecas para facilitar el pago de las consumiciones. Incluso el club de fútbol argentino Atlético de Tigre se planteó el año pasado inyectar este tipo de chips entre sus socios para controlar el acceso al campo. Con las funciones que permite… ¿lo veremos algún día implantado en los vecinos para facilitar su libre circulación por la finca e incrementar la seguridad?
El dispositivo es incopiable ya que la información del chip se encuentra encriptada y permitiría el acceso a portales, garajes, piscinas, pistas de pádel, cuarto de contadores etc. simplemente mediante proximidad. No sufre ningún desgaste y es imposible que se extravíe (salvo que perdamos la mano…). La asignación de permisos se realiza en remoto sin necesidad de molestar al usuario, se puede restringir el acceso al garaje a los propietarios que no dispongan de plaza de garaje y también se pueden restringir los accesos a instalaciones concretas por horario, como denegar el acceso a la piscina durante las noches. La privacidad de los vecinos no estará comprometida ya que el chip no se podrá rastrear.
Este tipo de soluciones, generarán una gran controversia entre los vecinos y su utilización será voluntaria y en ningún caso obligatoria. ¿Será este el futuro de la seguridad en las Comunidades de Propietarios? ¿Nos familiaricemos pronto con los chips subcutáneos como alternativa a los dispositivos estándar de proximidad? Pronto lo sabremos…