Es un hecho que, con el alza de los precios de la factura eléctrica, son cada vez más los particulares que deciden pasarse al lado de la trampa. Los usuarios que optan por manipular los contadores de luz para alterar la lectura, consiguen con ello pagar mucho menos o directamente nada. Pero ¿cómo detectan las compañías la luz pinchada?
Es sabido que son extrabajadores de las propias compañías, o gente relacionada con personal cercano a ellas, quienes en muchos casos se encargan de pinchar los cuadros de luz, pues son quienes mejor conocen el modo de hacerlo. A menudo, claro está, llevándose jugosos honorarios fuera de la ley (y de Hacienda) por pinchar la luz.
Por suerte, cada vez se está poniendo más coto a los puentes, enganches, dobles acometidas y demás picarescas eléctricas que se dan en las comunidades de vecinos. Y las compañías eléctricas aseguran que, gracias a la informatización progresiva y constante de sus archivos, pueden localizar y detener si es preciso, con intervención de la Policía, a los malhechores energéticos. Por desgracia, no es tan fácil.
Big data contra el fraude
Las principales compañías energéticas aseguran que los nuevos sistemas de detección de fraude acabarán definitivamente con las prácticas fraudulentas. Y es cierto que los nuevos algoritmos que desarrolla el big data permiten detectar con más rapidez y de manera cuantificada las irregularidades en el sistema eléctrico que se puedan generar.
Pero también es verdad que son fraudes ‘adaptativos’, es decir, que buscan la manera de esquivar los distintos controles, lo que genera que sea una práctica aún muy extendida en el mundo que genera pérdidas millonarias. Según un informe reciente de Emerging Markets Smart Grid, solo en Estados Unidos se pierden casi noventa mil millones de dólares por culpa de estas trampas.
En España, la cantidad es, lógicamente menor, aunque no deja ser cuantiosa, con cifras que rondan los 150 millones de euros anuales en pérdidas. De ahí que contar con cámaras de seguridad localizadas en las zonas donde se manipulan los contadores siga siendo el recurso más eficaz para luchar contra estas prácticas.
Marihuana y fraude eléctrico
Aunque a priori sean términos tan antagónicos como el tocino y la velocidad, lo cierto es que los cultivos de marihuana caseros, clandestinos, dependen mucho de la electricidad. Y como se genera un gasto energético tan alto para satisfacer las necesidad de luz artificial que requiere este tipo de plantación el fraude se da casi por hecho.
Una práctica que va a más y que ha convertido a España en uno de los principales productores de marihuana de Europa, lo que se tradujo, en 2021, en 1.636 expedientes de fraude cerrados por parte de una compañía eléctrica como Endesa. Como se puede leer en este artículo, esto habla de casi cinco conexiones ilegales para el cultivo de cannabis descubiertas al día, en una tendencia tan creciente como preocupante.
El modus operandi pasa por enganches directos al cuadro de contadores, lo que les permite satisfacer la alta demanda eléctrica, que sin estos ‘trucos’ no harían rentable el cultivo ilegal.
Uno de cada dos casos se confirma
Según el testimonio de los portavoces de Endesa, en el citado artículo, además del big data, hay sistemas de machine learning que permiten confirmar uno de cada dos casos. ¿Y qué pasa con ese otro cincuenta por ciento? Es evidente que aún hay grandes ‘coladeros’ para el fraude eléctrico, aunque es de celebrar que la digitalización de los procesos, de los datos de los suministros, de los consumos, curvas de cargas, así como los cortes, altas, bajas y demás variaciones anormales lleven a detectar las irregularidades con mayor precisión.
Además de concurrir en delito, estas prácticas pueden afectar a la calidad del suministro, generan, así como a la factura de los demás vecinos, al tiempo que generan también conflictividad como es propio de todas las actividades no reguladas. De ahí que la prevención y el control, con los sistemas a nuestra alcance, sea un elemento clave para garantizar la convivencia y el bienestar.
